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El Protocolo, tan flexible y todo terreno como el lento Caracol


Sin embargo, cuando se quiere ofender al alguien por su lentitud se le compara con un caracol, sin saber que este molusco tiene su lugar en la historia como afirma Carlos Azcoytia:

“Escribir sobre la historia de los caracoles como alimento es hacerlo de las miserias y del hambre de la humanidad unas veces y de la excentricidad y el exceso en otras […]”.

En su investigación “Historia de los caracoles en la alimentación más 22 formas de hacerlos” nos enseña la importancia del caracol en la antigüedad como alimento. Además, nos ilustra con recetas y con el instrumento que utilizaban en la antigua Roma para comerlo, que bien merece una clase de protocolo social.

¿Pero que tiene que ver el caracol con el Protocolo? Bueno, aparte de cómo comerlo, nada. Lo que quiero resaltar en este artículo es una analogía sobre dos cosas –el Protocolo y el Caracol— muy diferentes entre sí pero con características similares.

  • Útil y antiguo. El protocolo ha estado presente en la historia de la humanidad: los usos, costumbres y tradiciones de los pueblos han necesitado de un protocolo para llevarse a cabo y para preservarse en el tiempo. El caracol, por su parte, se constituyó como base alimentaria de algunas civilizaciones, extendiendo sus propiedades a usos curativos.

  • Flexible. El protocolo es tan flexible como necesario, Juan de Dios Orozco lo explica con un buen ejemplo en este artículo Visitas oficiales y visitas de Estado. El caracol es tan flexible que puede girar sobre sí mismo a pesar de su caparazón. El Protocolo también puede adaptar las normas, leyes y decretos a las distintas situaciones o necesidades.

  • Todo terreno. El protocolo se mueve y está presente en los actos y eventos de las distintas áreas que conforman la sociedad (Instituciones diplomáticas, oficiales, eclesiásticas, en los eventos deportivos y sociales, entre otros). El caracol, como mencionaba con anterioridad, se desplaza sobre cualquier superficie y habita en zonas desérticas y húmedas.

  • Una coraza protectora. Los profesionales del protocolo han desarrollado una coraza que les protege de las presunciones de poder y de las críticas hacia la profesión. El caracol, a su vez, utiliza su caparazón para protegerse de los depredadores, pero al igual que el Protocolista, ante las grietas que le provoca el medio en el que se desenvuelve regenera su coraza, ese es su don y también debe ser el nuestro.

Creo que a partir de hoy dejarás de ver al caracol como un animal lento y baboso. Fue y sigue siendo alimento para la humanidad. Así como el Protocolo fue y sigue siendo una eficaz herramienta de organización y comunicación.

Fuentes:

Azcoytia, C. 2014. Historia de los caracoles en la alimentación más 22 formas de hacerlos. Obtenido en http://www.historiacocina.com/es/historia-de-los-caracoles#comment-16500

Foto: ©Yesenia Serpa

Hace días observaba a un caracol moverse por el jardín. Lo hacía en cualquier superficie: tierra, cristal, plástico, baldosas, piedras y hojas. En esta última demostró una gran flexibilidad y una capacidad de adaptación que los hace únicos.

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